sábado, 18 de marzo de 2017

2, febrero, 2016

Había días en que los folios o cuartillas ‘ya estaban escritos”, lo cual casi era  “un problema”  porque no había lugar a réplica o duda.

Había días en los que la temida sordidez  (viniera ésta de donde viniese) se revertía en palabras de colores o hallazgos ingeniosos en los que la pluma, sin saberlo, se regocijaba feliz hasta el día siguiente… o el otro.

Había días que, por decirlo con simplismo extremo, en las calles las faldas eran más cortas, las camisetas exiguas  y los días –quizá- dilatadamente naranjas y plenos.

Había días, tal vez, en los que uno respiraba a pleno pulmón sin darse cuenta, con naturalidad y complacencia, y todas las nieblas interiores retrocedían ante el avance de un sol   de plenitud sin concesiones

Había días… tantos días (tan cercanos todavía) que, sólo de pensarlo, hoy, agotan el pensamiento  tal vez debido a una renovada sordidez anticipada.


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