17, ABRIL, 2015
Abril: cíclica
reincidencia
No hay ritmos ni estilos, ni siquiera cadencias
concretas y trucadas que expresen o puedan tomar el pulso de los INSTANTES.
Abril se asoma a la ventana, una vez más, y la ventana
es una barcaza desvencijada que vaga a la deriva por la periferia de las
mañanas, por los zócalos de doble sombra en las tardes de fuego –que casi nadie
ve- y en las noches intensas. (No hay
vocablos manidos, sólo falsos sentimientos o, por el contrario, vivencias –o ausencia
de ellas- en las que nos va la vida. (y a mí me va la vida en ello).)
Una ventana es algo casi litúrgico, pero no sabemos
bien cual es su verdadero cometido. Al
menos yo no sé muy bien qué es una ventana.
Si usted lo sabe, dígamelo, por favor.
Abril accede en tromba por la puerta, sin saludar, con
malos modos, in diferente, pleno de soterrados esplendores que ni siquiera se
molesta en exhibir, por evidentes; están ahí, para quién desee abrir las
compuertas de su luz, sí, de su luz… o de su muerte.
Él, Abril, entra por todo el salón y extiende sus
brazos de millones e ínfimas estrellas, inunda el largo pasillo para
transformar el parquet en un río
dubitativo que desemboca en el rellano, o en la cocina, las habitaciones en
penumbra, el baño y, e incluso, hasta el trastero que duerme en los sótanos del
inmueble en su oscuridad perpetua.
Y allí, sea dónde fuere, me visita Abril, Abril extenso
y exento: no tiene competidores.
Abril traspasa, sin llamar, la puerta del trastero
(allí me había escondido para no ver el mundo) y por fin me saluda, tan
singularmente. “Son sus formas, claro”,
me digo a mí mismo para disculparle.
Sé que está por todo el piso y su entorno, en la calle,
las autopistas, los ríos y, ese cielo que hoy no deseo mirar.
Pero Abril se obceca en acompañarme por todas los aciagos
rincones de un trastero convertido en
absurda metáfora de unos días que, arrastran sus horas sin rumbo definido, que
lleva sus horas por el abstracto caos de un limbo inexplicable.
Abril, Abril, Abril… “A” mayúscula con la que empieza
el registro glorioso del año donde los días son inciertos, temblorosos e
irreales.
Abril… tanto
despliegue de medios en su ostentosa llegada y, tan sumamente breve su
presencia.
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