7, abril, 2017
Las alturas de los techos: esa gran
liberación si es que llegan las tensiones claustrofóbicas de los interiores y,
entonces, en esas alturas inciertas y “desconocidas”, vemos objetos extraños
que, deseamos ver como tales: garrafas, fluorescentes, ventiladores, antiguas
instalaciones de cableados de luz, capiteles de columnas de hierro, toneles
vacíos que sólo contienen aire, viento en perpetua quietud: gran contradicción,
sí, pero todo espacio vacío, con su aire viciado de soledad, un inesperado día
puede transformarse en un viento imprevisible, sin dirección y muy difícil de
detener.
El cielo, a veces, es un techo
cualquiera de este mundo limitado y vulgar.
Muy vulgar.
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