29, diciembre, 2017
Cómo volver a los latidos interiores,
aquellas abstracciones que conducían
a la antesala de un Olimpo profano.
Cómo retornar al alba roja
de las madrugadas insomnes,
al ensueño perezoso,
al perenne misterio de los puentes
para volver a atravesar el gran río
hacia los cuerpos de la vida,
a las amplias ensenadas donde sólo
habitan
palabras en el viento…
a las grandes autopistas
navegando por los cielos.
Dónde subir a la nave de los vientos
para atravesar sobre ella los océanos
de tiempo.
Cómo, cómo acceder a aquel
automatismo de la escritura
que desemboca en el jardín virgen de
las palabras gloriosas,
gloriosas por auténticas, gloriosas
porque
Y cuánta ruina presente en el jardín
semiderruido de la prosa.
Y cuándo abrir las puertas, en qué
momento,
hacia el utópico mar de las nereidas.
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